La piedra bezoar. Un tesoro dentro del estómago del corzo.
La piedra bezoar es una masa sólida que se forma en el sistema digestivo de algunos animales, como los corzos o rebecos, a partir de materiales indigeribles que se van recubriendo con capas sucesivas. Su forma y color dependen de múltiples factores, desde la dieta hasta la ubicación geográfica del animal.
El término bezoar tiene raíces asiáticas y significa literalmente «remedio» o «antídoto». En el antiguo Imperio persa, estas piedras eran apreciadas por sus supuestas propiedades protectoras y curativas. Se pensaba que alejaban el mal, influían en el estado de ánimo y eran capaces de contrarrestar venenos. Molidas y disueltas en vino, llegaron a ser un recurso medicinal en momentos de crisis sanitarias como la peste.
Cómo se forman estas joyas naturales
El proceso de formación de una piedra bezoar tiene mucho que ver con la dieta del animal. Cuando rumiantes como el corzo o el rebeco consumen alimentos con desequilibrio de minerales, especialmente altos en calcio y bajos en magnesio y fibra, puede alterarse el pH del rumen, favoreciendo la formación de pequeños cálculos.
Estos núcleos, al mezclarse con otros materiales como pelos, arena o pequeñas piedras, van formando capas similares a una cebolla. Las más apreciadas son aquellas que contienen componentes minerales y adoptan una forma esférica y brillante, consideradas incluso piedras semipreciosas por su rareza y belleza.
Un hallazgo inesperado en los Pirineos

Aunque más frecuentes en el ganado vacuno, donde pueden alcanzar precios de hasta 300 euros por cada 100 gramos, en corzos y rebecos estas piedras son auténticas rarezas. En 2022, un cazador catalán abatió un viejo corzo en el Prepirineo que contenía una piedra bezoar en su interior. Pablo Ortega, experto en la especie, consideró este hallazgo como el primer caso documentado en nuestro país.
Fuente: Revista Jara y Sedal