Con él hemos ido tras las patirrojas por las duras laderas sorianas, liebres, conejos, becadas en los tupidos montes de encina, tórtolas y torcaces en puesto en las tierras de girasol, zorzales en las viñas, codornices en las rastrojeras y también patos, pollas de agua, en el río Duero. La verdad que era un verdadero todoterreno. Siempre fiel y pendiente del dueño. Le hemos deparado los mejores cuidados cuando estuvo enfermo y el correspondió con creces como mejor sabía, en el campo.
Gracias Zas, para nosotros ya eres eterno.
Una buena percha de tórtolas
Cada día puede ser una sorpresa
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