Añorando aquellos años en los que cazaba de morralero con mi padre, años de generosas perchas y abundantes lances, hoy recorro los mismos campos del ayer.
No se parecen en nada aquellos campos de hace un par de décadas, a los que pateamos hoy. Las rastrojeras sin paja, sin codornices, sin vida.
Bellos campos, pero sin codornices
Pero los que amamos el campo, la caza y los perros, seguimos saliendo día tras día, en pos de las africanas, soñando con un solo lance que nos transporte a tiempos mejores.
Solo un verdadero apasionado por los perros, sabe lo que haría otro de su misma condición. Por eso amigos/as cazadores/as os animo a salir al campo, aunque solo sea por ver galopar a vuestro pointer o setter, disfrutar del poderío de vuestro braco o drahthaar, sonreir con la bravura del bretón, o con la tenacidad de perdiguero de burgos......
Con suerte, podréis disfrutar de una muestra o una guía a una maravillosa codorniz y aunque no llegue a nuestro morral, solo por esa muestra de nuestro perro, el día habrá merecido la pena.
El primer día hubo suerte, con varios lances de calidad
Adraa y Soccer se refrescan