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jueves, 6 de septiembre de 2012

AL ATARDECER, AL PONERSE EL SOL

Aprovechando que cazamos en la ribera del Duero, nos hemos dado una vuelta a última hora de la tarde por sus orillas. Buscamos alguna torcaz o tórtola. Éstas suelen dormir en las márgenes del río. Nos acompañan Choco y Adraa, excelentes nadadores y grandes cobradores en agua. En silencio y sin movernos esperamos algún mensaje del viento o alguna silueta alada. Por el otro lado del río atraviesa rauda y veloz la tórtola. Logramos abatirla al segundo disparo y Adraa y Choco ya nadan como dos nutrias hacia el pelotazo. Esta vez llegó antes Choco, que hace el cobro con diligencia. Unos momentos de descanso y aparecen tres torcaces, derribamos una al primer disparo y errramos el segundo. La torcaz cae a la otra orilla, entre carrizos y troncos. Se presenta un cobro difícil y los perros trabajan a destajo para encontrar la torcaz. Me miran extrañados, pues no la encuentran, pero de repente Adraa toca un leve efluvio y entre los carrizos, aparece orgullosa con la paloma torcaz, ¡GRANDE LA PERRITA!
Es hora de volver a casa, con la satisfacción de haber vivido unos bellos momentos.

Adraa y Choco atentos al movimiento de las torcaces

Tensa espera

Paloma torcaz y tórtola

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