Camuflados a la sombra de unos almendros, esperamos quietos como estatuas. Al final entraron pocas tórtolas, pero pudimos abatir un par de ellas, que fueron cobradas diligentemente por nuestra Deutsch Drahthaar, Ali de Bosquesierra.
Bonita pareja
Tecnología alemana
Después de las tórtolas, nos vamos a la orilla del río Duero. Había que rematar la faena con una torcaz. Los pronósticos se cumplieron. Una hermosa torcaz, pasó a engordar nuestro morral, cobrada de forma impecable por "nuestra barbas"
Ya en casa, la torcaz dio un peso de 500 gramos.
Preciosa torcaz y preciosa drahthaar
Final de jornada
Me gustaría que, todos vosotros/as, lectores habituales de nuestro blog, podáis disfrutar un día de un perro bien adiestrado, porque el gozo en la caza se multiplica por mil.
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