jueves, 2 de enero de 2014

ALECTORIS RUFA & SCOLAPAX RUSTICOLA

Salimos de casa pertrechados con todo lo necesario para disfrutar de una nueva jornada de caza. En la perrera nos espera nuestra setter Brisa, ansiosa por salir a buscar becadas.
Ya en el monte, la joven setter despliega todo su potencial. Explora el monte rápida, segura de sí misma. Confía en su exquisita nariz y sabe que si hay una becada, la encontrará.
Ya llevamos rato pateando monte. De repente el collar de Brisa nos sube las pulsaciones. Ha caído en muestra. Corremos a servir a la perrita y la escena que encontramos hace que nuestro corazón palpite aún más rápido. Brisa me mira de reojo, sin mover un músculo. Su mirada habla sin palabras. Poco tiempo nos da la sorda, que sale batiendo sus enormes alas con fuerza, poniendo tierra de por medio.
Dos disparos rápidos entre la maleza, casi sin verla y se hace el silencio. Brisa sale a mil por hora, desaparece de nuestra vista y pasan unos segundos que parecen horas. Pero aparece al fin, orgullosa. Lleva la bonita becada en la boca, la saborea. Sabe que su trabajo ha merecido la pena.
En la soledad del monte, setter y becada. Imposible mejorar.


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